Un día como otro
cualquiera en el metro. Como siempre voy de pie, agarrada en una de las barras
laterales. Voy a mi rollo, con el móvil, escribiendo unas historias, como hago
siempre.
Entonces, de repente,
alguien al salir me roza la cara. Al principio me enfadé, pero luego, este
chico, no solo me pregunta si estoy bien, sino que también me da los buenos
días y comienza a hablar conmigo.
No sé lo que pasará a
partir de ahora, lo que sí estoy segura es que, hoy he hecho una nueva amistad,
y tal vez, algo más que eso.
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